viernes, 4 de agosto de 2023

OS PRESENTO: POR LA VENTANA DE ATRÁS

 



¿Tiene algún sentido esto que estás haciendo? Me pregunté después de un rato escribiendo.

Probablemente no, me respondí. Pero voy a seguir.

¿Por qué? Insistí.

No tengo respuesta, me volví a contestar y, zanjando el debate añadí, ... y ahora quédate calladito, que tengo cosas que hacer.

No sé por cuanto rato seguí discutiendo conmigo mismo. No me acuerdo, pero lo cierto es que continué adelante y este es el resultado: un blog que no alcanzo del todo a entender por qué lo escribo ni de qué estará hecho.

Por la ventana de atrás se nutre de reflexiones sobre cosas que suelen pasar desapercibidas, tanto en la vida diaria como, al salir del entorno habitual, en los viajes.

Hay muchas formas de ir por la vida. También de viajar. Todas válidas y respetables... (... tal vez no todas). Yo persigo y me dejo atrapar por cosas que normalmente no se ven, todo aquello que no advertimos, que pasa de incógnito, que siempre está ahí pero es casi invisible. Me gusta entretenerme en las personas, en sus costumbres, sus gestos, sus manos, sus miradas... en definitiva... asomarme por la ventana de atrás.

Escribir sobre ello no es sencillo y mucho menos cuando no se tienen dotes y las palabras, se juntan y se revuelven torpes como cachorros jugando, se atropellan unas a otras, pero en mi vida, he aprendido a hacer las cosas tal cual me salen del corazón, del alma, del cerebro, o si se tercia, del páncreas, por ese orden, así que por aquí espero que vayan apareciendo historias, reflexiones, pensamientos y...algunas cosas raras e inclasificables.

Tampoco será fácil de leer. Requiere tranquilidad, pausa, comprensión, un poco de imaginación y, sobre todo, mucha indulgencia. 

Solo aspiro a compartir algunas de las cosas que han llegado y se han quedado en ese mágico lugar de nuestro interior donde se alojan las emociones, procurando no dejarme nada, aunque eso pueda hacerme completamente transparente.

¿Por qué escribirlo? No lo sé. Tal vez por hacer el esfuerzo de no olvidar cosas vividas, por temor a perderlas, por compartirlas con quien quiera leerlo, por jugar a encajar palabras, por vanidad de sentirme leído, incluso comprendido... En cualquier caso ¿es tiene que haber un por qué?

Si algo de lo que quede aquí escrito pude valer para que alguien, una sola persona, por un momento, un solo momento, encuentre una palabra que le lleve a una reflexión, que le sirva de ayuda, que le genere algún tipo de emoción, entonces habrá merecido el esfuerzo, que no es tal en realidad y me sentiré enormemente recompensado.

Hasta pronto.


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