miércoles, 25 de octubre de 2023

LA RESPUESTA A LA INQUIETUD DE JAMLING NORGAY

 


Tenzing Norgay fue el primer alpinista sherpa que coronó la cumbre del Sagarmatha junto a Edmund Hillary.

Sagarmatha o “Diosa del cielo” es como conocen la montaña los sherpas. Para los tibetanos es Chomolungma o “Diosa madre del universo”. Para el resto del mundo, es el monte Everest. Incomparable forma de dar nombre a la geografía. ¡Cuánta belleza dejamos por el camino cegados por nuestra soberbia!

En cualquier caso, la montaña es el punto más alto de nuestro planeta. 8.848 metros.

Tenzing y Edmund llegaron juntos a la cumbre, o así lo quisieron explicar cuando regresaron al campo base. Nunca desvelaron, por muchas veces que se lo preguntaran durante años y años, quién de los dos fue el primero en poner el pie en la más alta cima de la Tierra.

En cualquier caso, ambos y juntos, han pasado a la historia del alpinismo y, por extensión, de la humanidad, como conquistadores de uno de los retos geográficos más perseguidos y deseados, en su día y aún en la actualidad.

Jamling Tenzing Norgay es uno de los hijos de Tenzing.

Cuando era joven, su insistencia por subir a la cumbre del Sagarmatha le hacía suplicar una y otra vez a su padre para que le autorizara a enrolarse en alguna expedición como guía de altura.

Un día Tenzing, irritado por tanta insistencia y probablemente conocedor del riego que entraña su ascensión, le contestó: 

Jamling, hijo, escucha lo que te voy a decir, desde la cumbre de Sagarmatha solamente se ve lo grande que es el mundo y la cantidad de cosas que hay que ver y aprender.

Bellísimas palabras para resumir una lección de vida.

Y que sirven tanto para la cumbre del Everest como para cualquier montaña, colina, bosque, campo de cultivo, cueva, rio, barranco, embalse, playa, isla, mar o calle de cualquier ciudad del planeta. Y para cualquier persona, de cualquier parte, clase social, raza, religión, sexo o tamaño de la cuenta bancaria.

No nos dejemos cegar por las cumbres.  En cualquier lugar, por común que nos resulte o por escondido que se encuentre, siempre hay algo que ver y que aprender. 

Solo hay que ir con los sentidos alerta. A la búsqueda de una sorpresa, de lo diferente, lo desconocido.

 


domingo, 15 de octubre de 2023

DOS TAZAS

 



¡Si es que nunca sabes lo que te vas a encontrar cuando abres una puerta!

Por fin me tocaba parar y descansar un rato. Desconectar de la reunión. Salí a dar un paseo, a estirar las piernas, a respirar un poco después de tres horas de mucha intensidad en un lugar del que no voy a desvelar sus coordenadas. Hacía calor y la jornada estaba resultando agotadora.

Caminando solo, por las instalaciones al aire libre encontré un servicio. Tampoco es que tuviera una necesidad loca, pero, ya que pasaba por ahí, aprovecharía la ocasión de desbeber el poco líquido que me quedaba dentro del cuerpo después de haber sudado de lo lindo.

Entré y me quedé inmediatamente impactado. Paralizado. Algo no encajaba en mis esquemas. Hubiera pensado que ni en los míos ni en los de nadie, pero no era así. Al menos, quien había diseñado estos “Servicios” tenía un concepto diferente al de la gran mayoría de las personas sobre compartir según qué momentos. Y, a tenor de las huellas, sus usuarios tampoco le ponían remilgos al diseño.

Miré a mí alrededor. Aquél no era sitio para plantearse la posibilidad de uno de esos programas de cámara oculta. Nadie se viene tan lejos a hacer algo semejante.

Volví a salir, a comprobar si en la puerta o inmediaciones había algún tipo de cartel que indicase vete tú a saber qué, pero no advertí nada más que lo que ya antes había visto, un rótulo perfectamente colocado: “Servicios”. Me pareció extraordinariamente precisa la concordancia de número con la realidad, porque, en efecto, se trataba de “Servicios”, en plural y no de “Servicio”. Tampoco había referencia alguna, como suele ser habitual, al género. Ciertamente, tanto servían para el masculino como para el femenino y, por qué no, puestos a enredar, tal vez una ¿embarazosa? combinación de ambos.

Volví a entrar: dos tazas, un porta rollos de papel... vacío en uno de los lados, una escobilla, una papelera casi a rebosar... ¡Estaba diseñado para compartir!

Con pudoroso apresuramiento, acometí la fugaz tarea que me había llevado hasta allí, reconociendo que, de haber tenido una necesidad de carácter más intestinal que vesical, no hubiera sido capaz de acometer la tarea ante la incertidumbre de una repentina compañía. Uno tiene su pudor.

Entre tanto, mirando de soslayo hacia la puerta, comencé a aventurar numerosas posibilidades de un encuentro entre diferentes tipologías de personas atendiendo a su expresión evacuatoria: los rápidos, los estreñidos, los que entretienen el momento con una lectura, los silenciosos, los que aprietan acompañándose de breves y agudas exhalaciones guturales fruto de una exigencia abdominal puntual y exagerada …

¡Qué bonito momento para confraternizar!

¡Qué no decir de las posibilidades que proporciona la combinación de elementos gaseosos! Esas difíciles digestiones que originan un incontenible torbellino, imaginad, en un concierto a dos… ¿voces?

Y si resulta sugestiva la propuesta auditiva, ¿Qué decir de la olfativa? Poder jugar a identificar qué ha comido tu espontaneo y efímero compañero de apreturas, a analizar la proporción de la siempre diferente combinación de hidrógeno, anhídrido carbónico, nitrógeno y metano, fruto del ímprobo trabajo de la flora bacteriana tan particular que habita en nuestro intestinos…

Supongo que no es necesario que escriba mucho más. Vuestra imaginación resulta muy capaz de completar, con múltiples alternativas, variadas y coloridas escenas dentro de este sorprendente habitáculo.

Nunca los tres estados de la materia, sólido, líquido y gaseoso pueden encontrarse tan íntimamente unidos como en semejante lugar.

Y llegados a este punto,…Pásame el papel que voy terminando.